Me caga. Yo sé que me caga. Lo veo en sus
ojos. La muy hija de puta me besa, me sonríe, me dice que me ama. Pero
por detrás veo esa sombra que se burla de mí. Que siente que no sirvo
para nada, que busca con quién reemplazarme. Y yo no se lo voy a
permitir. Ella es mía.
Atiendo la puerta. Ella se me tira al
cuello, me besa y se ríe. Sé que se burla de mí. Se pone a hablarme de
cosas de la escuela, sus compañeras, sus profesores… boludeces. Vamos a
la cocina, voy a preparar unos mates. Mentira. No soporto más su
hipocresía.
Ella se sorprende, se asusta. Ríe
nerviosa y me pregunta que qué hago con la cuchilla en la mano, que no
es gracioso. No, no es gracioso hija de puta. Como no es gracioso la
manera en que me estás corneando. No es graciosa la forma en que me
miran tus amigos cuando me ven con vos. No es gracioso que me mientas
todo el tiempo. No es gracioso, no. Y esto tampoco te va a parecer
gracioso.
Ella se cubre con las manos a la primera
cuchillada y le abro un tajo en el brazo. Mierda, ¿no podía simplemente
dejarse matar? Tiro otra puñalada y otra más. Le abro heridas en la
cara, la nariz, la cabeza, pero ella mete las manos y no me deja darle
una que la lastime en serio. ¿Por qué no me la hacés fácil, Caro? Si de
todos modos te vas a morir.
Ella me hace tirar la cuchilla. Se quiere
escapar. ¡La muy conchuda se quiere escapar! Le tiro una trompada y se
va contra la mesada. Alcanzo a agarrar el palo de amasar. Le quiero dar
en la cabeza pero otra vez pone la mano. Le tengo que pegar de vuelta en
los brazos, en la cintura, ella se sigue atajando. ¿Piensa resistirse
mucho tiempo más?
La persigo. No me cuesta alcanzarla.
¿Cómo hace para resistirse tanto? Está chorreando sangre. Mucha. Pero
todavia se ataja con las manos. Puedo clavarle otra puñalada más arriba.
Esta vez no se la meto tan adentro. Ella sigue huyendo. No sé como hace
pero se va para el garaje. Ahora sí. El garage no tiene salida.
¡La hija de puta me ataca! ¡Después de
todo lo que me hizo encima me ataca! Me revolea un martillo y de pedo lo
esquivo. Podría haberme lastimado. Esta vez se fue al carajo. La
alcanzo y le pego otro cuchillazo. Esta vez más fuerte y con más ganas.
En el cuello. Empieza a salir sangre para todos lados. Ella se pone
blanca. Los ojos se le van para atrás. Cae al piso.
Miro su cuerpo en el piso. Me parece que
ya no respira. Por las dudas, me aseguro. Le clavo la cuchilla en la
panza. Siento la hoja que se mete en la carne. Me encanta. La hundo una
vez más, otra, otra y otra vez. Miro al costado y veo la caja de
herramientas de mi viejo. Agarro su viejo formón de carpintero. Está
bien afilado. ¿Servirá? Se lo clavo. Se lo vuelvo a clavar. Sirve, mirá
vos. Busco algo más pero no encuentro qué. Me doy cuenta de que me
duelen las muñecas. Ya fue. Agarro de vuelta la cuchilla y se la hundo
más o menos por donde está el corazón. Ahora sí. Ya está.
Mirá el quilombo que me hizo hacer esta
hija de puta. La idea era pegarle un par de cuchilladas en la cocina, no
este desastre. ¿Y ahora cómo limpio antes de que lleguen mis viejos?
Esta conchuda me quiere cagar la vida. No sé que voy a hacer ahora.
La puta que la parió. Voy a tener que
rajarme. Mejor me voy a la casa de Lucho. Él va a poder ayudarme. Sí,
Lucho es un amigo y me va a ayudar.
El el 27 de mayo de 1996 Fabián Tablado, de 21 años, asesinó a su novia Carolina Aló a cuchillazos en su casa. Los peritos contabilizaron un total de 113 puñaladas.
Aquí la Crónica del Caso Fabián Tablado-Carolina Aló
Y estaba saliendo ¿podés creer?
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