miércoles, 2 de diciembre de 2009

Teoría Lost: De Dioses, Hombrecitos y Policías




Antes que nada, este artículo sólo será comprensible en caso de haber visto las cinco temporadas ya emitidas de Lost en su totalidad. Neófitos abstenerse.


Los humanos somos muy pequeños e insignificantes, pero ellos no. Ellos son dioses y en sus manos está el mismo Universo.
Hubo en un tiempo un dios cruel y poderoso. Era frío y manipulador y despreciaba a los hombres. También era capaz de controlar el tiempo y el magnetismo de la tierra. Pero en algún momento su poder se salió de cauce y los demás dioses del panteón decidieron aislarlo. Conocemos a ese dios, lo hemos visto ya alguna vez. Le dimos el nombre de AntiJacob, pero tal vez sea mejor referirnos a él como “La Isla”.
Para contenerlo se designó a un dios tutor y a un grupo de guardianes. “La Isla” quedó separada del resto del mundo, pero dentro de sus fronteras podía hacer y deshacer a gusto. Sin embargo, cada tanto encontraba el camino para extender su influencia al mundo exterior. Es por esto que si bien el tutor vivía con él, los guardianes observaban desde fuera, atentos a cualquier anomalía que hubiese que corregir. A comienzos del siglo XXI la capitana de los guardianes lleva el nombre de Ilana. Y al tutor lo llamaremos a partir de ahora con el nombre de “Jacob”.
La isla siempre detestó a su tutor. Sin embargo, tenía en claro que era su única compañía. Y así lo fue durante mucho tiempo. Jacob junto con unos pocos guardianes levantó el Templo y la Estatua, y entró y salió de la Isla las veces que fue necesario para contener sus esfuerzos por romper la barrera.
Sin embargo, en 1881 algo sucedió. Jacob se arregló para dejar entrar en la isla a un barco, el Black Rock. Seguramente su razonamiento fue que poner humanos en la isla aplacaría un poco su furia y resentimiento. En una demostración de poder e intolerancia la isla levantó al Black Rock por los aires e hizo que se estrellara en medio de la jungla. Los sobrevivientes del naufragio fundaron una colonia en la isla, y Magnus Hanso, su capitán, dejó registro de lo sucedido en su diario de a bordo. Luego de su muerte Jacob se presentó ante Richard Alpert, su primer oficial, y lo nombró Guardián de la Isla, otorgándole el don de la juventud eterna y la posibilidad de entrar y salir según sus necesidades. Richard entendió que como consejero tendría más posibilidades de mantener el control que como líder, y así fue ocupando ese puesto a medida que los jefes nominales se sucedían generación tras generación entre los descendientes de los moradores originales.
Todo estuvo relativamente bien hasta que durante los años ’50 un barco con soldados norteamericanos consigue entrar a la isla, llevando con ellos una bomba de hidrógeno apodada “Jughead”. Los lugareños reducen a los militares y se hacen con su equipamiento, pero la bomba estaba dañada y nadie sabía como tratarla. Entonces, de la nada, un grupo de desconocidos irrumpió (aparentemente desde el futuro) con conocimiento sobre física y sobre acontecimientos que aún no habían sucedido.
En realidad fue la isla, aprovechándose de su manejo sobre el tiempo, quien los había traído. Y es que en ellos había visto una posibilidad para matar a Jacob, y así liberarse de su milenario encierro. Para tal efecto eligió a John Locke, un hombre de fe. Jacob vio entonces la necesidad de encontrar a quienes pudieran evitarlo, y para eso visitó en distintos momentos de su vida a Jack Shepard, James Ford, Kate Austen, Sayid Jarrah y Hugo Reyes, además de al mismo Locke.
Sin embargo, un error de Richard Alpert modificaría por completo el mapa de las relaciones indianas. Durante una excursión al mundo exterior para presenciar el nacimiento de John Locke, Richard dio con Alvar Hanso, biznieto de Magnus, y consideró justo entregarle el diario de viaje de su antiguo capitán. Alvar se obsesionó con la existencia de la Isla, hasta que finalmente logró dar con ella, y fundó la Iniciativa Dharma con el propósito de investigarla y colonizarla. De inmediato los nuevos habitantes entraron en colisión con los viejos, descendientes de la tripulación del Black Rock, a quienes comenzaron a denominar como “hostiles”.
La Isla entró en un periodo lleno de recelo, y cada vez con más frecuencia tomó la forma de humo negro para averiguar las verdaderas intenciones de los humanos. Luego del incidente en el que el núcleo de Jughead fue detonado, la isla decidió que ningún ser humano sería concebido y nacería en su territorio. Alexandra Rousseau y Aaron Littleton serían los últimos seres humanos que nacerían allí. Finalmente, luego de muchos años Richard Alpert decidió que era hora de eliminar a la Iniciativa Dharma en territorio isleño. Fue el tiempo de la Purga y del definitivo ascenso de Benjamin Linus. Y si bien Alvar Hanso continuó enviando suministros, sólo El Cisne siguió funcionando. Lo cual nos lleva a Desmond Hume, el vuelo 815 de Oceanic y el comienzo de esta historia.
Lo que sigue, a partir del 2 de febrero.

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